Entre aciertos y desaciertos vamos descubriendo y descubriéndonos... y entre palabras y silencios viajamos a los demás, con los demás y a nosotros mismos...

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lunes, 29 de septiembre de 2008

Ese lago


Tu calma es aparente
la pasión la llevas por dentro,
en tus entrañas late el corazón
de un gigante dormido
que descansa y sueña.

Sueñas con tus días de bravura,
de fuego y calor ardiente
de fuentes de llamas y cenizas,
y rojos ríos de lava.
Fuiste un coloso abrasador,
maravilloso y desconcertante que
apresas, seduces y enamoras.
Hoy descansas y te cubres con mantos de agua.

Te dejas creer conquistado,
sin embargo nadie te puede domar,
a todos murmuras al oído
espejismo de tu antigua vida
sin embargo apenas
muestras una ínfima parte de tu alma.
Eres un acertijo hechizador,
el secreto mejor guardado.
Colección: La dicha y otros encantos
© Derechos reservados.

Augurio


La luna llena da la pauta
se acabó el invierno
el sol se hace sentir
atrás quedan huracanes e inundaciones
inicia la cosecha y el verano aún verde.

Soplan los vientos
danzan los barriletes
el pasado se comunica con el presente
brotan las predicciones para el nuevo año.

Huele a fiambre y a familia
el mercado se tiñe de verduras
la receta de la abuela vuelve a relucir
desfilan los ayotes y las calabazas,
el clavo, la canela y la pimienta dulce
se endulza el aroma con la panela
presagio de fin de año.
Colección: La dicha y otros encantos
© Derechos reservados.

Tú la llamas entre Jacarandas

Tú la llamas entre Jacarandas,
yo le digo Guatemala lila.
La que se prepara con suaves alfombras
que teje de sus árboles
donde las flores se mecen
para caer con ligereza y
formar mantos lilas
sobre arriates y aceras.

Atrapas el encanto sobre el pavimento roto y
en donde las pisadas no se escuchan
al caminar te sientes volando
las calles de luz lila te envuelven cálidamente y
brillan para dar paso a la Semana Santa.

No eres ni azul ni blanca eres lila
rosada amarilla naranja y verde
como te reflejas en los tapetes de aserrín
una mezcla de colores alegres
una danza a los ojos.

Vas y vienes siempre lila
con aroma de incienso y música
melodía que atrapa al tiempo
que nos ata al momento y
lo clava para siempre en el corazón.

Sube el olor, las notas también,
se acerca ya la imagen centenaria
que nos mira con dulzura
con mirada de súplica
para que todos perdonen y se perdonen
una lágrima pareciera rodar por sus mejillas
la contiene, es fortaleza,
sigue su marcha, sin ver atrás.

Pasa la nube de incienso
al compás de la música
queda atrás el recuerdo
el remolino de colores
no se distingue más
el rojo del amarillo del azul
solamente el brillo lila de tus árboles.

Entre jacarandas la llamas,
yo le digo Guatemala lila.

Colección: La dicha y otros encantos
© Derechos reservados.

Gritó la tierra


Como leones enfurecidos
atrapados por el tiempo
rugieron las entrañas.

Desprevenidos en la madrugada
dieron vuelco techos y paredes
madres y amantes
niños y mascotas
padres y abuelos
no perdonó a ninguno.

Miles y más de miles
quedaron sepultados
entre escombros, recuerdos y
paisajes de desolación.

El silencio fue breve
las bestias seguían atrapadas
las heridas eran hondas
no encontraban escape
no había volcán
la tierra se rasgó las vestiduras
quedaron en chirajos
planicies y montañas.

Jadeaban,
tambaleaba la vida
Descansaban,
respiraban los chapines
Volvían a gemir,
se estremecían las paredes.

Así caminaron heridas las bestias
tres días y tres noches
al filo del medio día se unieron
gritaron al unísono: ¡Basta ya!

Desde entonces las buscan
ellas duermen y despiertan
en pequeños sobresaltos
lamen sus heridas
para tratar de no gritar.
Colección: La dicha y otros encantos
© Derechos reservados.
Óleo: Arco de la Recolección Antigua de Rafael Pérez de León

Cincuenta agostos o más



Como gitanos desgastados
aparecen todos los años
en camiones destartalados
traen
dulces de colores
juguetes de madera
madres amamantado
abuelas centenarias
y niños mocosos.

Sobre un tablón rajado
forrado de tiempo
edifican
torres de cocadas
pirámides de mazapanes
y montículos de pepitoria
más que azúcar,
quebradientes.

Las mujeres impávidas
en conformismo milenario
aguardan al comprador
con más de cincuenta ferias a cuestas
se les gastó la prisa.

Cincuenta agostos o más
murmura María
la feria la vio nacer
¿qué más puedo pedir?
me regaló la vida.


Colección: La dicha y otros encantos
© Derechos reservados.

Tarde de lluvia


Tu aroma es inconfundible
siento tu presencia
se prepara la tierra sedienta.

La tarde se vuelve gris
empiezan los goterones
el olor a grama mojada es inconfundible
el recuerdo, la sonrisa de la madre
¡Olé que delicia! Viene el agua.

La vegetación se prende
arcoiris de verdes,
te escucho, suenas a marimba
la naturaleza son tus teclas.


Colección: La dicha y otros encantos
© Derechos reservados.
Óleo Fantasía de Rafael Pérez de León

La dicha

Nombre de lugar que abraza el alma.
Nombre de pausa y alivio.
Encuentro de azules, agua y volcanes.
Nombre de ilusión.
Lugar de recuerdos y promesas.

Las gradas firmes conducen al encuentro
de los guardianes vigilantes.
A sus pies se rinde el lago milenario,
que abraza mágicamente.

Su encanto es casi instantáneo.
Coloca las piezas
como si fuera un rompecabezas
que me conociera de memoria.

Es irresistible, me dejo llevar
y envolver en su misterio.

Colección: La dicha y otros encantos
Silvia E. Pérez Cruz
© Derechos reservados.

Mi tierra


Me dueles y te quiero
te quiero y me dueles
se me antoja vestirte
de nuevos colores
y dulces aromas.

Trenzar en tu peinado
el hechizo de tu clima,
la mañana despejada y
el volcán despabilado.

Tejer tu vestido
de la alborada serena
con bosques de esmeraldas
y dorados atardeceres.

Calzar tu pies
de eternas primaveras
infinitas noches estrelladas
y eslabonadas montañas.

Perfumarte
con la prosperidad del trabajo
esencia de perdón
bálsamo de amor
y la sonrisa de los niños.

Me dueles y te quiero
te quiero y me dueles
se me antoja vestirte
de nuevos colores
y dulces aromas.

Colección: La dicha y otros encantos
© Derechos reservados.

Bugambillia



Naranjas, rosas, magentas
maraña de colores
sobre muros de piedra gris
con las raíces apretadas
subes
te enredas
hasta la copa de los árboles.

Casa de muchos
mañomuros
que trepan entre el enredo
se ponen de corona tus flores
colgando hacen la siesta
insectos
que descansan
pasan visita
se van volando.

Desde un pino solitario
un pájaro carpintero te saluda
tuc, tuc, tuc
te mira desde su árbol
este es sólo para mi te dice
mientras continúa
tuc, tuc, tuc.

Bugambilia
adorno, alegría
eres el retorno al hogar
al paisaje cotidiano
siempre allí.


Colección: La dicha y otros encantos
© Derechos reservados.
Óleo: Gradas Avenida Siméon Cañas de Rafael Pérez de León

Antigua



Vuelta, sube, vuelta, sube
vuelta, baja, vuelta, baja
la espiral arrastra
en las agujas del tiempo.

El empedrado de las calles
guarda el crujir de las carretas
y el trote de los caballos.

Al otro lado de la esquina
la Siguanaba seduce a don Juan
sin abismos para amar.

En la puerta de la cantina
el Cadejo no mueve la cola
hoy no hay hechizo de clientes.

Misa de seis
llaman las campanas
veladoras, mantillas y rosarios
plegaria de catedral.

Anochece
a la par del farol
la luna inventa sombras.


Colección: La dicha y otros encantos
© Derechos reservados.

domingo, 28 de septiembre de 2008

La palabra


Vienes a mí,
te asomas,
surges del corazón,
de la mirada, del roce,
del estómago, de lo más profundo.


Coqueteas, te escondes,
bailas por mis sentidos.
Te escurres
como agua de jabón,
te resbalas y caes.
Casi te atrapo, te vuelves invisible,
pero te siento cerca.

Acechas,
buscas el momento preciso
para surgir como destello.
Me sonríes y te acercas con fuerza valiente.

Te recuestas en la pluma y
fluyes de la tinta a la página en blanco
que te espera con deseosa calma.
Te abraza, te rindes y te guarda.

Colección: La dicha y otros encantos
© Derechos reservados.